Thursday, January 27, 2005

Listos para jugar

La práctica totalidad de los alumnos de la Escuela de Crupieres que han finalizado esta semana el curso de formación nunca han pisado un casino

JOSÉ L. DÁVILA/LOGROÑO

Muchas de las aspirantes nunca han entrado en un casino. Hace un año ignoraban qué futuro profesional les depararía el destino, aunque a buen seguro hubieran 'apostado' lo divino y lo humano a que estaría lejos, muy lejos de naipes, ruletas o bancas. Y sin embargo, curiosidades de esta vida, aquellos jóvenes de entre 18 y 35 años, con carreras universitarias los menos y estudios de grado medio la inmensa mayoría, se han convertido -o están a punto de hacerlo- en flamantes crupieres del casino de Logroño. Sesenta y ocho de los 71 alumnos que fueron seleccionados en su día para este cometido han finalizado esta semana el curso de crupieres que imparte la escuela, han realizado los oportunos exámenes finales y sólo les resta conocer el resultado definitivo de las evaluaciones, que se les notificará en las próximas fechas. Un colectivo de hombres y mujeres -éstas últimas mayoría-, que se disputan hoy las 65 plazas previstas y que en la entrevista de selección mantenida con el gerente de Electra Rioja Gran Casino, Pedro Justo García Silván, aseguraron -salvo en dos casos- no haber pisado jamás un casino. «Incluso algunas ni tan siquiera conocían los juegos más elementales de cartas, lo que no deja de ser anecdótico», confiesa el gerente.

Habilidad mental

En cualquier caso, todos ellos atesoran tras el curso recibido los patrones clásicos de un buen crupier, que debe hacer gala -entre otras premisas- de un envidiable don de gentes; de una fluidez verbal más que aceptable y de una inestimable habilidad manual y mental, producto del adiestramiento en una serie de pruebas específicas que permiten despertar en el alumno destrezas que permanecían dormidas.

Pero este colectivo también tienen grabado, como primer mandamiento de su labor, no coger nada de la mano del cliente y no discutir jamás con él. «Ante cualquier contingencia», explica Pedro Justo García, «se le ofrece una explicación somera y si hay alguna problemática interviene el jefe de mesa o la persona responsable».

Todos los alumnos, que están ansiosos por debutar en partida oficial, están lo «suficientemente preparados» para hacer frente a las más diversas situaciones que se pueden plantear en una mesa de casino. Un debú, porfía el gerente, que se podría materializar en el mes de abril «pues el proyecto de obra está mucho más adelantado de lo que pueda parecer a simple vista». Efectuada la acometida de luz y de aire acondicionado, sólo resta por concluir lo relacionado con la decoración, ventanales y pequeños remates. «Como mucho dos meses», agrega Pedro Justo García, a quien preocupa más que la obra pública, todo lo que tiene que ver con el juego en sí; es decir, la revisión del material y la oportuna certificación de que está homologado y es el correcto.
Avala este pronunciamiento sobre la apertura inmediata del casino el hecho de que la empresa Electra Rioja Gran Casino firmará los primeros contratos con los trabajadores a finales de marzo. A este complejo de ocio, que prevé una nómina global de 243 trabajadores entre los distintos servicios que oferta, se sumarán siete crupieres salidos del primer curso que impartió la escuela en el segundo semestre de 2003 y que en la actualidad se encuentran trabajando en el Casino de Murcia. «Un curso», recuerda el actual gerente, «al que se apuntaron 60 personas y que concluyó con 'siete fieles'», sin duda por el contencioso surgido a raíz de la adjudicación.

Prohibiciones

El reglamento de Casinos contempla una serie de normas de obligado cumplimiento para todos los casinos de España y otro capítulo específico que debe observar cada complejo de ocio. Por ejemplo, los crupieres que operen en el Casino de Logroño no podrán jugar en él los días que disfruten de fiesta y su vestuario de trabajo estará desprovisto de bolsillos para evitar con ello la tentación de que ninguno pueda manipular fichas de manera indebida.

Por otra parte, el agotamiento mental que genera la labor del crupier, sobre todo cuando permanece al frente de determinados juegos, determina una serie de descansos cuyo tiempo establece la empresa. No obstante, ese periodo guarda relación con el número de clientes que se encuentren jugando en ese momento, si bien con carácter general «nuestro reglamento establece un descanso de un cuarto de hora por cada setenta y cinco minutos de juego», afirma el máximo responsable del Casino de Logroño. Y es que, en la ruleta francesa, por poner un ejemplo, retener las diez, doce o quince apuestas que los clientes puedan hacer por bola «supone un agotamiento físico enorme para el crupier», advierte Pedro Justo García.

La remuneración de estos empleados tiene en las propinas un complemento importante, que los trabajadores deben declarar a Hacienda, según refleja sentencia emitida por el Tribunal Supremo hace ya cuatro años. Estas cantidades, recalca el gerente de Electra Rioja Gran Casino, «se recogen a diario en un libro de registro».

El 'fisonomista'

No menos llamativa resulta la figura del 'fisonomista', que en el Casino de Logroño se ubicará en la zona de recepción. Su cometido básico, explica el gerente, es conocer al cliente. «La persona que acude al Casino debe registrarse previamente, pero lo que más le molesta es que cada vez que entra o sale le pidan la documentación. Para evitar precisamente este tipo de situaciones se encuentra el 'fisonomista', que debe poseer una enorme capacidad de retentiva. De modo que sabe en todo momento si el cliente ha estado o no anteriormente, cómo se apellida y qué necesita en un determinado momento. En una palabra, dispone de una primorosa habilidad para identificar caras y nombres».

Algo sin duda complicado, sobre todo cuando se trate de jornadas en las que la presencia de clientes resulte, sin duda, masiva. Clientes que en el Casino de Logroño podrán disfrutar de las 50 máquinas recreativas con que contará el complejo, además de hacer sus correspondientes apuestas en trece mesas de juego. Tres serán de ruleta francesa, cuatro de ruleta americana, una de Black jac y el resto para póquer y punto y banca.

A diferencia del Casino Nervión de Bilbao, donde existen cuatro modalidades de póquer distintas, en el de Logroño sólo se jugará el normal. Es decir, se dan cinco cartas al cliente y otras cinco se reparte el crupier, quien volteará una de las suyas. El jugador irá o no a la apuesta en función de lo que ha visto.

Así las cosas, todo está prácticamente dispuesto para la apertura del Casino de Logroño, que tendrá en el ex jefe de la Brigada de Documentación y Extranjería a su máximo responsable de seguridad. El complejo de juego, que incluye además restaurante y bingo, contará con una material de primera clase. Las mesas de juego proceden de Mallorca, el cilindro de las ruletas y las fichas son de origen francés y los naipes los suministrará la casa Fournier, de Vitoria. Todo ello está a la espera de que se alce la voz del crupier anunciando el consabido «hagan juego, señores».

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